El amor es cosa de otro planeta

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miércoles, 23 de mayo de 2012

Fragmento "La Guardiana del Libro de las Tinieblas" y Feliz Cumple Citu

    Hola!!
Quiero compartir con uds. fragmentos de mi libro    "La Guardiana del Libro de las TInieblas" a lo largo de estas semanas los publicaré.
Les deseo un muy buen día y les dejo la introducción. Espero que les guste.
                              
                                                  Introducción

La noche ya había caído, las luces del salón estaban encendidas, era una típica tarde de invierno, afuera la lluvia incesante bañaba el paisaje, girones de nubes grises se descargaban sobre la ciudad, como un manto oscuro.
El olor de los papeles inundaba mis pulmones, un escalofrío me recorrió la espalda. Era la primera vez que tenía acceso a la caja de seguridad donde se custodian las joyas más importantes de la biblioteca, donde trabajo.
Desde pequeña he soñado con este día, mi abuela siempre me ha hablado del Libro de las Tinieblas, me ha dicho que es muy importante. He sentido muchas historias sobre él, considero que gran parte de ellas son solo “leyendas urbanas”.
Nunca he visto en persona el libro, siempre me lo han descripto, había llegado el momento de verlo, si lo tienen tan custodiado, por algo será. Y yo no estaba dispuesta a esperar ni un minuto más, sabía que si se lo pedía a mi compañera de trabajo me diría que no… La idea de entrar sin permiso a la caja de seguridad, me asaltó aquella mañana, esperé todo el día con ansias, pensando alguna excusa para dirigirme hacia el Salón de los Monjes.
Mi compañera y encargada de la biblioteca me ha dado hoy la tarjeta de seguridad, que me permite el acceso a la zona restringida al público, me la he ganado después de mucho esfuerzo y trabajo.
Con paso ligero y mariposas en el estómago llegué a la puerta de la Sala de los Monjes, el corazón me galopaba desenfrenado en el pecho, las piernas me temblaban, la respiración entrecortada, las manos sudadas…
Me acerqué lentamente al cubo de cristal en el centro de la habitación y sin pensarlo pasé la tarjeta en el scanner. Un pitido y la puerta se abrió.
Esperé de pie, inmóvil, aguantando mi respiración sin darme cuenta, un segundo de duda, pero dentro algo me impulsa, me arrastra hacia el libro que descansa sobre un atril. Abierto, expectante. Siento el deseo agobiante de tocarlo, es inexplicable, me quema.
El aire era seco dentro del cubo, con los ojos desorbitados, analicé el escenario… caminé lentamente hasta encontrarme delante del atril. Alargué la mano y la puse sobre el viejo libro. Su tacto era rugoso, áspero, tenía las hojas amarillentas, era grande y espeso.
Cuando mi mano entró en contacto con el libro, salí despedida por los aires, repelida por una fuerza descomunal, caí de espaldas contra las baldosas frías y duras, mi cuerpo se estrelló.
Yací inmóvil en el frío mármol, mi corazón latió ahora acompasadamente. Una luz cegadora me envolvió, una imagen extraña se materializó… las fuerzas me abandonaron, los párpados me pesaban… perdí el sentido.
No sé cuánto tiempo habrá pasado. Cuando me desperté, algo dentro de mí había cambiado. Ya no era la misma que había entrado allí, la joven alegre y desenfadada buscando desesperadamente el libro con una necesidad apremiante.
Me llevé una mano a la cabeza, un hilo de sangre corrió por mi frente, me levanté aún aturdida, había pergaminos dispersos por todo el piso, los recogí apresuradamente y los coloqué en las estanterías, luego salí corriendo de la Caja de Seguridad, sin mirar siquiera el libro, si alguien descubría que había estado allí, tendría problemas.
Corrí al baño, me detuve delante del lavabo y me miré al espejo, estaba pálida, más de lo normal, tenía la frente manchada con la sangre, tomé un poco de agua y me lavé la herida. Era un pequeño tajo sobre la frente en el cuero cabelludo, cuando el agua entró en contacto con la herida me ardió. Emití un quejido. –¡Ayyy!
Mientras me secaba, me sentí observada, me dirigí a los demás baños que estaban en fila detrás de mí, abrí todas las puertas, pero allí no había nadie.
Me volví a mirar en el espejo. Además de mi imagen reflejada en él vi una figura desenfocada. Cuando me volteé a mirar, no había nada y cuando volví a observar por el espejo, la presencia extraña ya no estaba.
–Será por el golpe, tal vez tengo una conmoción cerebral.– pensé. En aquel momento no tuve miedo, estaba conmocionada aún por lo que me había sucedido con el libro. Supuse que se trataba de alguna medida de seguridad, puesta por la biblioteca.
No me imaginaba que a partir de aquel día, mi vida iba a cambiar, como mi perspectiva del mundo y la concepción del bien y el mal; del cielo y el infierno. Y que nada es lo que parece…

Si se han quedado con ganas de leer mas pueden hacerlo descargando el e book de lulu.com

Aprovecho tambien para desear un muy feliz Cumpleaños a Citu, espero que hayas pasado un dia genial, quería disculparme por la tardanza, pero no queria dejar pasar sin saludarte, un beso y un abrazo grande!! y que cumplas muuuchos mas!!!
 

1 comentarios:

J.P. Alexander dijo... [Responder]

Un prologo muy interesante y muchas gracias por el regalo

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